Cita del Sr. Caldera, ministro de trabajo:
Caldera no entró sin embargo a analizar en profundidad el importante problema de la temporalidad (de los 5.698.932 de nuevos contratos creados en los cuatro primeros meses cinco millones son temporales), ni la distribución del empleo entre ambos géneros.
Es decir, que ese "aumento espectacular" anunciada la semana pasada no solo era una fantasía sino que además quiere tapar un hecho significativo para el aumento del empleo:
la bonanza económica y la Semana Santa. Esos 5 millones de empleos fueron por dos semanas, las justitas durante las vacaciones y, para más inri, en la costa playera. Eso implica que aumentó el turismo de playa no el empleo. Que la economía va bien y por tanto, el bolsillo es más generoso a la hora de divertirse.
Y sigue, el Excelentísmo ministro:
Únicamente manifestó, al ser preguntado por la próxima reforma laboral, que "la temporalidad está justificada, la precariedad no", y por ello se mostró convencido de que esta reforma supondrá un notable descenso de la precariedad en los contratos, así como un "elemento positivo adicional" al crecimiento económico y de generación de empleo que se está produciendo en España.
O sea, que la temporalidad no tiene nada que ver con la precariedad del puesto de trabajo. Eso si es un notición. La temporalidad unida a los contratos basura genera precariedad. Hasta un gorila lo entiende (ya que somos humanamente iguales, según la campaña).
Parece ser que la Encuesta de la Población Activa no concuerda con esta fantástica cifra de precarios unidos jamás serán contratados.
Eso si tiene el PSOE. Ellos entienden que los españoles seguimos teniendo tres grandes preocupaciones y suena a campanas de gloria oir que de las nuevas filaciones a la S.S. (150.000) son españoles y el resto inmigración (50.000). Siempre y cuando no aclare si son oriundos o nacionalizados porque recuerden que la segunda inquietud es la inmigración, y las regularizaciones celebradas en el 2005 llevarán a muchos magrebíes, rumanos, eslavos e hispanos a convertirse en españoles.
Caldera no entró sin embargo a analizar en profundidad el importante problema de la temporalidad (de los 5.698.932 de nuevos contratos creados en los cuatro primeros meses cinco millones son temporales), ni la distribución del empleo entre ambos géneros.
Es decir, que ese "aumento espectacular" anunciada la semana pasada no solo era una fantasía sino que además quiere tapar un hecho significativo para el aumento del empleo:
la bonanza económica y la Semana Santa. Esos 5 millones de empleos fueron por dos semanas, las justitas durante las vacaciones y, para más inri, en la costa playera. Eso implica que aumentó el turismo de playa no el empleo. Que la economía va bien y por tanto, el bolsillo es más generoso a la hora de divertirse.
Y sigue, el Excelentísmo ministro:
Únicamente manifestó, al ser preguntado por la próxima reforma laboral, que "la temporalidad está justificada, la precariedad no", y por ello se mostró convencido de que esta reforma supondrá un notable descenso de la precariedad en los contratos, así como un "elemento positivo adicional" al crecimiento económico y de generación de empleo que se está produciendo en España.
O sea, que la temporalidad no tiene nada que ver con la precariedad del puesto de trabajo. Eso si es un notición. La temporalidad unida a los contratos basura genera precariedad. Hasta un gorila lo entiende (ya que somos humanamente iguales, según la campaña).
Parece ser que la Encuesta de la Población Activa no concuerda con esta fantástica cifra de precarios unidos jamás serán contratados.
Eso si tiene el PSOE. Ellos entienden que los españoles seguimos teniendo tres grandes preocupaciones y suena a campanas de gloria oir que de las nuevas filaciones a la S.S. (150.000) son españoles y el resto inmigración (50.000). Siempre y cuando no aclare si son oriundos o nacionalizados porque recuerden que la segunda inquietud es la inmigración, y las regularizaciones celebradas en el 2005 llevarán a muchos magrebíes, rumanos, eslavos e hispanos a convertirse en españoles.
Por supuesto ni menciona que se debe a que estamos en buenos tiempos económicos pese al precio del crudo.
Y yo me pregunto, con estos sindicatos verticales que tenemos, gracias a los cuales somos líderes en basura de contratos, ¿qué pasará con esa reforma laboral?. Los pelos se me erizan cuando recuerdo las úttimas reformas socialistas en materia de empleo.
Los sindicatos deben ser órganos independientes, se supone así, sin vinculación política a ningún gobierno ni partido. Absolutamente todo lo contrario que existe ahora. En España, los sindicatos son amarillos, son verticales ¿se acuerdan?. Así se llamaban despectivamente al sindicato del franquismo por su vinculación al regimen; y desde luego, no eran representantes legítimos de la clase trabajadora.
Y ahora, gracias a la connivencia de los principales y más poderosos, UGT y CC.OO. con el PSOE y con IU respectivamente, más USO; añádese los sindis de los nacionalismos (vinculados a los partidos nacionalistas) han logrado lo increíble: Un sindicato vertical y multitud de sindicatos amarillos.
La reacción francesa ante la reforma laboral del primer empleo fue realmente una reacción sindical que hizo su labor, su trabajo, su cometido.... Exactamente lo que se le pide que haga: Proteger frente a organismos más fuertes los intereses del empleado.
Por eso son respetados. ¿Pero quién respeta a un sindicato amarillo?.
Hay un giro a la ultraderecha que se está nutriendo de la clase más desfavorecida de la sociedad. Y todavía se echan las manos a la cabeza. Pero vamos a ver: Si la izquierda es la encargada de marginar económicamente a los trabajadores y solo existe para la reforma laboral y la regularización de empleo (gracias al PSOE de Felipe González, UGT y CC.OO.). Y para la derecha no existe excepto cuando quiere valorar costes, ¿Quién se sorprende entonces?. ¿Para qué quieren derecha o izquierda? ¿Para qué tanta administración?
Pues si es inútil,.... ¡a la calle!
Solo queda un interrogante que el holgazán de Llamazares ni se plantea: por qué rechazan la ultra-izquierda, el comunismo. Por qué, en vez de dirigirse hacia ese lado, escogen el contrario.
Yo no tengo la respuesta completa, pero desde luego, en la Guerra Fría ha sido vencido el comunismo porque ni siquiera los trabajadores creen en él.
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